Hemos tenido un terrible terremoto grado 8,8 de la escala de Richter en la zona centro- sur de Chile.
Viernes 27 de febrero a las 3:45 horas. Nos pilla a la mayoría en nuestras casas durmiendo. Mi hijo mayor en una discoteca en el barrio Bellavista y los otros en Quintay aun de vacaciones.
Fue muy angustioso tratar de contactarlos para decirles que estábamos bien y saber cómo estaban ellos. Gracias a D’s logré contactarlos por mensaje de texto a sus celulares que eso casi no falla aun cuando las llamadas no se puedan hacer. Todos bien y así me quedé más calmada.
Hacía una semana que me había comprado una Blackberry que me permitía ver mis correos, estaba funcionando bien y empecé una cadena de apoyo a las colegas de los grupos de apoyo. Me interesan ellas y sus familias.
Empezó un intercambio de mails con las colegas de otros países, muy preocupadas por nosotras y ofreciéndose venir a ayudar.
Las de todo Chile empezaron a contactarse, a contar como estaban ellas y a pedir información de otras colegas del país que no habían podido contactar por celular.
Estos días han sido de una campaña de solidaridad no sólo en todo el país, he podido constatar el valor que tiene esta forma de comunicación que son los mailing masivos entre miembros de un grupo.
Cada vez me doy cuenta de que es esto lo que me gusta hacer: COMUNICAR y AYUDAR A COMUNICARSE.
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